Rotundifolia cuenta historias

Breve conferencia después de una actuación con motivo del 9º Encuentro Nacional de Animadores del Libro Infantil y Juvenil, Guadalajara, junio 1994

Rotundifolia cuenta historias, como habéis podido comprobar, es un espectáculo de animación a la lectura. El personaje nació hace 10 años aquí en la Biblioteca. La iniciativa vino de Blanca Calvo, yo estaba tranquilamente haciendo teatro hasta que me lo propuso. El punto de partida fue crearlo para que presentase libros olvidados en las estanterías y para que fuese un motivo de atracción hacia la Biblioteca, sobre todo para pequeños y en visitas de colegios.

Cuando inicié el trabajo yo no conocía la literatura infantil sino a través de mis propias lecturas. La elección de una bruja no recuerdo cómo fue. Pero me alegra comprobar que tal vez volvería a elegirla como personaje. Entonces la idea de una bruja me gustaba porque en sí misma era una contradicción, ya que es costumbre que estos personajes odien a los niños y les hagan daño. Resultaba atractivo para mí hacer una bruja buena (como la de la canción) por lo que había en ello de ruptura de esquemas y más cuando el estado de ánimo que sugiere una bruja es el miedo. El reto era ir del miedo al cariño.

Cualquier personaje infantil que cale hondo tiene algún componente maravilloso. Es como si los niños para vivir necesitásemos alas. “El cuento fantástico es el cuento de cuentos, el de las colecciones orientales y antiguas, el fruto de oro de la imaginación” como dijo Bioy-Casares. Una bruja tiene algo mágico por definición. Para mí el reto estaba en trasladar esa magia del personaje a la magia de los cuentos. En el fondo cualquier otro personaje habría servido. Pues éste es sencillamente un vehículo de las historias.

Con el paso del tiempo Rotundifolia como concepción y como personaje ha ido cambiando: han cambiado las historias para contar, ha cambiado de trajes, ha cambiado su justificación de por qué estar en ese momento contando. Poco a poco se ha ido estableciendo en la Biblioteca como su propia casa y también poco a poco se ha ido haciendo cada vez más hada. Jugando a justificar esa transformación pienso: las cosas nunca son solo buenas o solo malas ¿Por qué una bruja ha de ser mala si las hadas no siempre son buenas?

Hadas, duendes, espíritus de las cosas, fuerzas de la naturaleza… tanto da como lo queramos llamar. El mundo de las hadas es el mundo de la vida. Las hadas son multiformes y caprichosas. Ellas mismas no están libres de la volubilidad del tiempo. Participan del cambio permanente y eterno de las cosas. El hada del verano es alegre y soñadora y el hada del invierno es reservada, reflexiva o triste y a veces tiene mal humor. Por eso cualquier hada que se enfada o se llena de melancolía, en sus actos puede ser una bruja. Entonces, ¿Por qué no retornar al origen de la bondad de las cosas? Toda bruja en un principio ha sido hada. Es cuestión de encontrar el camino. Y Rotundifolia gracias a los cuentos y los niños lo está encontrando ¡soy así de optimista!

Rotundifolia cuenta historias no es un espectáculo de teatro, pero tiene elementos teatrales. No es un espectáculo porque carece de puesta en escena, de desarrollo dramático (un mínimo planteamiento-nudo-desenlace, algo que sustente una trama) Ni tampoco tiene tensión dramática, conflictos, motivaciones que muevan a la acción. Rotundifolia se sirve de los recursos teatrales para crear y reforzar una impresión en la memoria del corazón. Así, tiene elementos escenográficos porque apoyan y ayudan a crear una ilusión de cambio de lugar, de entrada en otra realidad.

También algunos objetos sirven para aportar mayor credibilidad al personaje. Sin ninguna pretensión, por otra parte, ya que lo importante está en otras cosas. Pero sí he comprobado que para los pequeños resultan muy canalizadores de la atención. Cuando termina un cuento la atención baja y es interesante crear “unidades puente” ya sea con cuentos mínimos, pequeñas acciones o como venimos hablando, la presentación de algún objeto atractivo.

El refuerzo de estímulos sensoriales creo que potencian también la impresión de la que hablábamos hace un momento. El primero el oído, sin lugar a dudas. La vista, con los elementos que se salen de la realidad cotidiana y la manipulación de la luz, los focos centran muchísimo la atención (también suelo usar diapositivas). El olfato, pues a mi modo de ver tiene un poder evocador inmenso. El tacto es solamente una invitación, unas ganas de tocar esos cuentos (que es la primera sensación antes de comenzar a leerlos). El gusto está solito. En la hora del cuento de los sábados por la mañana, Blanca siempre saca un frasquito de caramelos. Se ha ido convirtiendo en un reflejo condicionado, estoy segura que los niños que vienen siempre recordarán el escuchar cuentos como algo muy dulce.

Por último, la utilización de un personaje también lo considero como recurso teatral. Aunque no sea un personaje dramático, pues carece de contradicciones, conflictos, desarrollo. Digamos que es un personaje sin personalidad (psicológica, claro) Es un personaje detenido en el tiempo, al igual que los cuentos. Sin embargo, es de máxima utilidad a la hora de crear una ilusión de lugar y de realidad.

El personaje no lo vivo en absoluto como una limitación ya que el narrador permanece con su voz y sus gestos, su apariencia física. Meterse en el pellejo de un personaje que limite como persona en teatro puede estar muy bien, pero para contar cuentos siempre resultará empobrecedor. El narrador es el narrador. La Bruja Rotundifolia tiene un límite muy fino a partir del cual es Estrella directamente ¿Y por qué no?

Como habéis podido ver todo el centro de la actividad es estrictamente narrativo. La estructura general es un cuento que dentro contiene otros cuentos. Por cierto, una fórmula bien antigua. El cuento que engloba a todos los demás es la propia historia del personaje. Todos  los demás cuentos van cambiando a lo largo de los años, pero es desde la historia del personaje como se va justificando la presentación de cada historia. Así hay:

  • Historias que se cuentan como si se contasen a otros (haciendo un cambio repentino de auditorio) los cuentos mínimos que he contado de la canasta, el bocadillo, El rey que tenía 3 hijas…
  • Historias que parten de la conclusión final del cuento que se va a empezar a narrar. Es el caso de RMA y RMB y Tragasueños.
  • Historias de las que solamente se aprovecha la anécdota cambiando personajes y en algunos casos contándose en primera persona. Es el caso de Sapo y Sepo y el GGB. Este recurso me gusta utilizarlo, pues procuro que todo lo que se dice en la sesión tenga su origen en algún cuento o libro. Prácticamente todo, incluso el propio personaje.
  • Historias que se cuentan través de un libro, que entran en un libro. Un libro que por sus características de tamaño e imágenes pueda ser presentado. En este caso el Grillo Silencioso y Donde viven los monstruos.
  • Historias que se inician con una implicación en el presente. En este caso dando por hecho que los personajes están vivos y todo es posible. Así la historia de Doña Carmen o cualquier otro.

La sesión como totalidad con respecto del tiempo guarda una progresión de pasado, Rotundifolia viene del sin-tiempo, de una situación eterna por decirlo de alguna manera, camina hacia el presente, es el momento mismo de contar, del estar aquí, cuando se paran los relojes para el cuento. Y termina con una continuación de futuro en la despedida.

Rotundifolia cuenta cuentos y presenta libros que son cuentos:

  • Unas veces son cuentos sin libros, cuentos puros de oralidad, que no están escritos. Por ejemplo el de los dedos y otros. Oídos de cualquiera.
  • Otras son cuentos que como he dicho antes tienen libro, pero en la sesión no se presenta pues solo se usan de inspiración para la construcción de la trama o del personaje. Además, teniendo en cuenta la edad del auditorio creo que es inútil apabullar con demasiada “tarea”, enseñando demasiados libros.
  • Otras veces cuentos con el libro acompañando y complementando la narración. Libros de este tipo no hay demasiados que reúnan las características idóneas de tamaño y demás antes apuntadas. Por ejemplo, Donde viven los monstruos.
  • Y finalmente cuentos en los que se presenta el libro en algún momento de la narración, generalmente al final.

La producción actual de libros para pequeños que sean cuentos transformables en cuento oral no es tan grande como nos gustaría. Con frecuencia aparecen libros que cuidan mucho el sentido estético, el educativo o el comercial pero descuidan el narrativo. El trabajo del narrador es un trabajo lento pero firme y a menudo los libros tienen un carácter muy efímero. Afortunadamente, siempre podemos encontrar buenos materiales que reúnan características de oralidad como:

La rapidez de acción, pues los sucesos en los cuentos ocurren ininterrumpidamente. El cuento no se detiene en la psicología, en los estados de ánimo, ni tan siquiera en las descripciones que no sean significativas.

La coherencia interna de un relato bien construido en el que todo lo que sucede construye la trama, sin sobrar ni faltar. Y con un final rotundo y cerrado.

La facilidad en la compresión de todos los conceptos, de todos los objetos, de todas las relaciones. Aunque todo ello esté revestido, por supuesto, de cualquier componente maravilloso.

Y, por supuesto, la existencia de elementos reiterativos, tanto da decir rítmicos, ya sea a través de su estructura sintáctica o por la rima. Es raro el cuento auténtico que no lo tenga pues es una base fundamental de la oralidad. Gracias a las repeticiones no se pierde detalle, se juega a la adivinanza y además se disfruta con la música que genera con las palabras. Todo ello sin entrar en consideraciones profundas e interesantes sobre el valor simbólico de los números en los cuentos.

Rotundifolia basa e inicia los cuentos en la confianza entre los niños y ella. Tiene la llave que abre la fantasía y se la presenta a los niños como si las historias fueran de la familia. Desde mi punto de vista el narrador de historias parte de una honestidad total. Esto le da un sentido de verdad a todo lo que cuenta (aunque no sea nada de lo que está diciendo cierto). Este darse crea una corriente de simpatía entre el auditorio y el que cuenta.  Cuando cuento para niños me gusta hacerlo con tranquilidad y alegría. Estamos necesitados de sosiego. Ya que el tiempo se para, que estén activas solamente nuestras orejas y nuestro corazón.

Termino como he iniciado la charla: Rotundifolia cuenta historias es un espectáculo de animación a la lectura. Si solamente se contasen cuentos ya lo sería, pues la primera forma de leer, de descifrar signos con sentido, es escuchar. Pero es que además, en la sesión de cuentos de Rotundifolia el libro es el objeto fundamental. La historia del espectáculo engloba, incluye a la Biblioteca y los libros como protagonistas.

Pretendemos, desde la Biblioteca, acercar el libro a los niños, para que sean los niños después los que se acerquen por su cuenta a los libros. Y eso es realmente lo que vale. Todos los elementos que con el tiempo se han ido incorporando al espectáculo siempre han partido de este objetivo fundamental. Queremos crear una impresión duradera en la memoria que tenga maravilla y afecto y que resulte una poderosa motivación hacia los libros.

La única magia que Rotundifolia quiere y puede ofrecer es la magia de los cuentos, la magia que el niño puede vivir cuando abre un libro. Porque un libro es la casa donde viven los personajes de un cuento.    En mi trabajo no olvido nunca la razón, el por qué de lo que hago. Es hermoso que haya historias y tiempo para contarlas y escucharlas. Es hermoso que haya libros donde encontrar esas historias.    Para mí contar un cuento es dar cariño e imaginar un mundo mejor. Los niños saben que alguna vez, hace ya mucho tiempo, vivimos en el país donde bastaba desear una cosa para que se cumpliera. Donde conocimos el lenguaje de los animales y hablamos además con ellos. Los niños guardan, nos guardan, la memoria del paraíso y son los que nos pueden ayudar a reencontrarlo.

Porque hace tiempo que tendríamos que saber que la vida nunca se podrá explicar con una fórmula QUÍMICA. Los niños lo saben: el sentido de la vida siempre está en una fórmula MÁGICA.